Actuando en mi ciudad natal
Este es mi quinto año con Shen Yun y nos hemos presentado por todo el mundo. Viena, Tokio, Sydney, París, etc. Pero presentarnos en Rochester, mi ciudad natal en Nueva York, fue sinceramente una de las alegrías más grandes de mi vida.
Es algo así como devolverle a tus padres y maestros todo lo que te inculcaron. Mis padres me enseñaron música y me llevaron a conciertos desde mis primeros años de vida. Recuerdo que era muy pequeña para aguantar los conciertos y me dormía. Pero realmente quería ir. Clásico, gospel, música internacional, ellos me expusieron a todo ello. Y en esos largos viajes donde nuestra familia—en su mayor parte mi padre—conducía doce horas de un tirón y nosotros queríamos dormir, menos mis padres que escuchaban obras maestras corales, yo sé que eso tambien me sirvió. (The Dies Irae, obra de Verdi, seguro te mantenía despierta). Para nuestra familia, la música fue una ventana al reino espiritual y una ventana a otras culturas. Hoy, con Shen Yun, lo es aún mas para mí.
Y mis maestros de oboe. Casi cada maestro que he tenido aprendió de Richard Kilmer, uno de los oboístas más grandes de nuestro tiempo. El Sr. Kilmer, de la Escuela de Música Eastman, llegó a ser luego mi maestro también. Un hombre con un espíritu asombroso, que no sólo me ayudó tremendamente como su estudiante en esos días, sino que estuvo junto a mí desde entonces. Esta es la primera vez que me presento con Shen Yun en Rochester, y fue también su primera vez viendo Shen Yun aquí. Significó mucho para mí poder devolverle algo de todo lo que me enseñó.
En términos de arte y el lado espiritual de la vida, Rochester es un lugar vibrante. Me proporcionó muchas experiencias ricas con el paso de los años. Espero dejarle a la ciudad algo perdurable.
Emily Myers
Oboísta de la Orquesta de la Compañía de Nueva York de Shen Yun
01 de marzo de 2011