Artículo especial: La primera bailarina Linjie Huang
La revista Taste of Life es la publicación bilingüe sobre el estilo de vida lujoso más importante de Francia y Canadá; se publica en chino e inglés y se dedica a conectar Oriente y Occidente mediante la apreciación de la belleza y la elegancia arraigada en ambas tradiciones.
En la edición pasada, TOL destacó a la primera bailarina de Shen Yun, Linjie Huang. Linjie es parte de Shen Yun desde 2009. En 2016, ganó el segundo lugar en la Competencia Internacional de Danza Clásica China de New Tang Dynasty TV (categoría femenina adultos). Esta temporada, Linjie está de gira con la Compañía Internacional de Shen Yun por Asia Oriental y Oceanía.
De Fuerza en la suavidad, de TOL
Shen Yun Performing Arts es una experiencia transformadora que, en muchos sentidos, trasciende la cultura china. Desde los espectadores a los bailarines que se deslizan por el escenario, el espectáculo toca a cada uno de manera diferente, impartiendo conocimientos que son sabidos, aunque olvidados. Para la primera bailarina Linjie Huang, la semilla de autoexploración de Shen Yun fue plantada incluso antes de que ella supiera que quería bailar. Su historia de fuego y agua muestra no solo el poder de la compañía para inspirar, sino su habilidad para guiarla a ser lo que estaba destinada a ser.
La primera vez que Linjie vio Shen Yun fue cuando tenía 15 años de edad, sentada en un teatro de Taipei, un recuerdo que se caracteriza por los saltos, las volteretas y el poderío atlético de los guerreros bailarines.
“La primera vez que quise aprender danza clásica china fue porque los movimientos de los bailarines sobre el escenario me parecieron geniales”, cuenta. Habiéndose criado con hermanos, solía destacarse en los deportes que jugaba con ellos.
Después del show, su padre le preguntó si le gustaría bailar, casi una pregunta retórica mientras observaba a su radiante hija.
“Me suscribí a la Academia de Artes Fei Tian en cuanto llegué a casa”, cuenta Linjie, en referencia a la academia de Nueva York donde se formaron muchos de los mejores bailarines de Shen Yun. “Recuerdo que después de enviar la solicitud tres veces, finalmente me respondieron”.
Cuando llegó a Nueva York, entusiasmada con aprender las explosivas técnicas de los muchachos, se topó con una realidad diferente.
“De repente recordé que soy una mujer, que no puedo aprender esos movimientos geniales de los bailarines”, comenta.
“Cuando llegué a EE. UU., aunque llevaba el cabello recogido en una cola de caballo, mucha gente igualmente pensaba que yo era un chico”, dice Linjie. “Para entrenar tenemos que atar nuestro cabello en un rodete ajustado. Entonces cuando no estamos entrenando, todas rápidamente se sueltan el cabello para dejar descansar al cuero cabelludo, pero yo no estaba acostumbrada a llevar el cabello suelto”.
Aunque su transformación fue gradual, su viaje a Taiwán en 2014 para actuar con Shen Yun fue una revelación para su familia.
“Todos mis amigos y familiares fueron a ver nuestro espectáculo”, cuenta. “Excepto mis padres, nadie más pudo reconocerme sobre el escenario. Mi papá incluso dijo que finalmente vio a una ‘hija’ sobre el escenario”.
Ya pasó una década desde que Linjie comenzó a bailar, y su agradecimiento hacia Shen Yun se ha fortalecido tanto como las experiencias inolvidables que ha tenido viajando e inspirando al mundo con arte clásico.
Es difícil de imaginar a Linjie de la manera en que ella se describe en su niñez, dado lo grácil que comporta ahora, una transformación que realmente comenzó con una nueva comprensión.
“En el pasado, cuando la gente decía que las mujeres de la antigüedad eran virtuosas, sabias y delicadas, a mí me parecía que no eran capaces de hacer nada”, cuenta. “Pero no es así. Hubo mujeres como Mulan y Mu Guiying, ellas pudieron hacer lo que los hombres hacían por su padre o su país. Ellas tenían la habilidad. Cuando no se las necesita, no ostentan, sino que son humildes. Sin embargo, cuando se las necesita, se destacan”.
La gente dice que las mujeres son como el agua, que parece suave y débil. Pero el antiguo sabio Laozi lo ve de manera diferente, y en el Tao Te Ching describe al agua como lo más poderoso. “Nada en el mundo es más suave que el agua, y sin embargo, nada es mejor que ella para superar lo duro y fuerte. Esto es porque nada puede alterarla”.
El viaje de Linjie con Shen Yun la ha ayudado a comprender la profundidad de esta sabiduría antigua.
“El agua es humilde”, dice Linjie. “Puede acomodarse a todos los ambientes y topografías, siempre nutriendo silenciosamente a los demás. El agua es lo más suave y débil, pero también puede dominar a lo más fuerte. Si la gente moderna no puede entender estos principios, no podrán comprender la cultura antigua, y pensarán que las mujeres siempre dependieron de los demás. De hecho, una mujer tiene la fuerza de una mujer, y debería ser capaz de cuidar mejor a los demás”.
El entramado viaje de Linjie por la danza clásica china y su crecimiento personal es como un río, que aún fluye. Ella comenta que espera con ansias poder actuar y amoldarse a nuevos personajes en el nuevo espectáculo de este año.