La historia de una belleza sacrificada
Una de las Cuatro Bellezas de la antigua China suele ser retratada a caballo y con una capa forrada en piel sobre sus hombros. En sus brazos sostiene una preciosa pipa y, en sus ojos, una inquebrantable determinación reprime las lágrimas.
¿Hacia dónde va? ¿Por qué está vestida de esa manera? ¿Y qué canción emana de su corazón?
Wang Zhaojun vivió durante la dinastía Han del Oeste, en el siglo I a.C. De joven, su excepcional belleza, inteligencia y sus numerosos talentos eran reconocidos a lo largo y a lo ancho. Algunas leyendas folklóricas dicen que fue una diosa enviada por el Cielo con una misión especial: traer estabilidad a naciones en guerra y felicidad a sus pueblos.
Una joya abandonada
Zhaojun nació en una familia de gran reputación. Desde pequeña era experta en los clásicos de la literatura, cautivaba a los oyentes con su pipa de cuatro cuerdas y también dominaba las Cuatro Artes del Erudito Chino (la cítara china, el juego de estrategia Go, caligrafía y pintura)
Cuando el Emperador Yuan emitió un decreto convocando a las mujeres más destacadas del imperio a ingresar a su palacio interior, se esperaba que Zhaojun fuera la primera opción para representar a su distrito. Y aunque le apenó dejar a sus padres, el edicto debía ser obedecido.
Según la costumbre, al elegir a una nueva concubina, el emperador consultaba los retratos de las mujeres en su harén. Pero lamentablemente, estos retratos solían ser pintados por codiciosos artistas que no dudaban en embellecer el retrato de una candidata si esta les ofrecía una generosa propina. Zhaojun no quiso recurrir a tales sobornos, así que aunque su belleza era sublime y sus talentos, brillantes, no fue seleccionada. En consecuencia, permaneció como una dama de honor de baja categoría durante algunos años, sin que el emperador posara sus ojos en ella.
Vecinos difíciles
En las ventosas estepas del otro lado de la frontera norte de China vivía un pueblo nómade llamado los Xiongnu. Se trataba de un grupo de tribus que se unieron justo antes de que comenzara la Dinastía Han. En su conjunto, los Xiongnu eran poderosos e intimidantes. A veces, preferían comerciar —caballos y ganado a cambio de té chino, bebidas destiladas, arroz y seda. Otras veces, elegían saquear y atacar. Los emperadores Han intentaron diferentes métodos para lidiar con ellos, incluyendo despachar tropas para pelear y enviar representantes para negociar la paz. Era una relación difícil.
En el año 33 a.C., el jefe de los Xiongnu, llamado Huhanye Chanyu, visitó la capital de Han para rendir homenaje y reafirmar las relativamente buenas relaciones que tenían en ese tiempo. A cambio de sus ofrendas, recibió generosas recompensas del emperador. Pero lo que realmente quería era la mano de una princesa Han, quería convertirse en un yerno imperial.
Tres veces se arrodilló y apeló al emperador Han. Pero no había forma de que el Emperador entregara la mano de su princesa —la luz de sus ojos— a los nómadas. Su majestad se preocupó más y más hasta que recordó que, para concretar matrimonios de alianzas, los Emperadores que le precedieron habían concedido el título de "princesa" a las hijas de algún clan imperial o de alguna dama del palacio. Y decidió hacer lo mismo.
Tras consultarlo con sus asesores, el emperador Yuan dijo que cualquier dama de la corte a quien él ni siquiera había conocido estaría bien. ¿Adivinan quién fue?
La decisión
En ese momento, la dinastía Han era algo extraordinario. El confucionismo estaba en su esplendor. Los exámenes para el servicio civil se estaban expandiendo. La invención de una primera forma de papel promovió la literatura y las artes, y floreció un estilo de prosa con rimas llamado fu. La capital, Chang'an, tenía nueve mercados controlados por el gobierno. Se podían adquirir productos de lujo fabricados por talentosos artesanos, hechos de oro, plata, bronce, jade y cerámica. Los habitantes disfrutaban de una dieta diversa con arroz, trigo, cebada, mijo, soja y lentejas; fideos, pan y pasteles; bife, cordero, cerdo, pollo, pato, faisán, ciervo y pescado. Condimentaban sus platos con jengibre, canela, miel, sésamo, pimienta de Sichuan y comino, y disfrutaban de lichis, dátiles, granadas, ciruelas y más. Era un tiempo de progreso y prosperidad.
En comparación, el estilo de vida de los Xiongnu era desalentador. ¿Quién querría ser desterrado a las frías e implacables estepas, subsistiendo a duras penas en una yurta improvisada, cuidando del ganado día tras día? Nadie querría vivir así, ni siquiera con la condición de convertirse en princesa.
Pero cuando se lo comentaron, Zhaojun no pensó en su propia felicidad, sino en el impacto que tendría su decisión. Pensó en su familia, sus padres y hermanos, pensó en cómo sería dejar el Gran Imperio Han para viajar más allá de los límites de la "civilización" hacia lo desconocido, viviendo para siempre con extranjeros, con costumbres diferentes y otro idioma. Pero también pensó en lo que una alianza a través del matrimonio significaría para el Gran Han. Y supo cuál era la decisión correcta.
La noche anterior a la partida de la delegación de Xiongnu, el Emperador decidió conocer a la cortesana que había accedido a casarse con el jefe de la tribu. Pero la doncella que lo recibió no era una joven promedio, sino que poseía una belleza incomparable que lo hizo palpitar con fuerza. Y además tenía un porte sublime que le quitó el aliento.
¿Cuál era tu nombre? ¿Cuándo ingresaste al palacio?
¡No puedes ser entregada a los Xiongnu! ¡No está bien!
El Emperador fue a buscar a sus asesores, pero las primeras personas con las que se topó fueron su esposa y su hija. Viendo que el Emperador había cambiado de opinión, se arrojaron a sus pies, llenas de angustia.
¡Padre, tiene que ser ella!
¡Su Majestad no querrá entregar a su hija a los bárbaros!
¡Se lo suplico!
El Emperador vaciló. Se sentía frustrado por perder una mujer tan increíble de su harén. Tras ver a Zhaojun, quiso convertirla en su nueva concubina, quizás su concubina favorita. Pero no podía dar marcha atrás con su promesa al jefe de los Xiongnu, y entregar a su hija no era una opción. Con un doloroso suspiro, el Emperador descartó todo pensamiento sobre mantener a Zhaojun en el palacio.
En cuanto a los corruptos cortesanos que habían mantenido a Zhaojun oculta todos esos años, ya se encargaría de ellos.
Reina de las estepas
El jefe de los Xiongnu, por otro lado, estaba encantado con que el emperador le entregara a la mujer más bella que jamás había visto. A la mañana siguiente, los nómadas partieron con su nueva reina.
Aquí es cuando surge la imagen popular de Zhaojun vistiendo una larga capa y abriéndose paso a caballo hacia la frontera norte. Aunque estaba decidida a servir a su país, no le fue fácil partir. Cuando su caballo emitió un lastimoso relincho, se le formó un nudo en la garganta y los ojos se le llenaron de lágrimas.
Cuando la China de los Han había desaparecido tras el horizonte, Zhaojun sacó su pipa e interpretó una emotiva melodía. Se dice que una bandada de gansos que volaba por encima quedaron tan cautivados por su belleza y la canción que se olvidaron de aletear y cayeron del cielo. De esta anécdota surgió el dicho "Gansos caídos", una referencia a la elegante Zhaojun.
Tras llegar a las estepas, Zhaojun adoptó el estilo de vida de los nómades y se convirtió en su querida matriarca. Pero nunca olvidó su tierra natal y siempre instó a los líderes de los Xiongnu a mantener la paz. También les enseñó sobre las leyes, las costumbres y la cultura de los Han, y permaneció con ellos el resto de su vida, incluso tras la muerte de su marido. Fue así que no hubo guerras entre ambos reinos durante seis décadas —una destacada hazaña.
Las Cuatro Bellezas de la antigua China no solo eran increíblemente hermosas, sino que también fueron destacadas mujeres que tuvieron una gran influencia en la historia china. De las cuatro, Zhaojun es recordada por su sacrificio. Algunos consideran que su contribución fue igual de importante que la de los grandes generales de la dinastía Han.
En los últimos dos milenios, su historia ha sido narrada una y otra vez, incluyendo por el legendario poeta Li Bai, que escribió:
La luna sobre el palacio Han y la tierra de Qin
Proyecta un flujo de luz plateada, despidiendo a la radiante dama
Ella se embarca en el camino de la Puerta de Joyas, un camino que no volverá a recorrer
La luna sobre el palacio Han se alza desde los mares del este
Pero la radiante dama que se casó en el oeste ya no volverá.
La historia de la Dama Wang Zhaojun de Shen Yun 2021-2022 llevó esta historia a los escenarios de todo el mundo.