Navegando por los siete mares
“Mi corazón anhela el mar”, suspira un marinero mientras observa melancólicamente el horizonte, donde el cielo y el mar parecen unirse… ¿Qué tiene el mar que lo hace tan atractivo? ¿La intriga de lo desconocido? ¿La tentación de un tesoro? ¿La emoción de la aventura? Contempla: ¡el encanto del mar!
Quizás me dejé llevar un poco, ¿pero no crees que la vida es mucho más emocionante cuando hay un poco de imaginación? Para nosotros, la vida durante las giras es una gran rutina: levantarse, ir al teatro, clase de danza, comer, precalentar, actuar, volver al hotel, dormir. Repetir, durante unos meses. Por eso a veces me gusta inspirarme cambiando de perspectiva. En estos días estoy reflexionando sobre la vida en el vasto océano.
¿Sabías que el escenario en realidad es muy parecido a un barco? Me di cuenta de esta conexión el otro día, cuando estaba sentada en un teatro mirando el escenario. Las telas a ambos lados del escenario parecían pequeñas velas, y el telón principal era como la vela mayor. Cuando nuestro director de escenario caminó solemnemente con sus manos detrás de la espalda, me hizo acordar a un capitán de barco supervisando la cubierta.
Los que trabajan en barcos se llaman tripulación, y los teatros tienen su equipo de tripulantes también. Los términos de navegación para los lados del barco tienen sus paralelos en el escenario: la proa sería el proscenio, la popa es el foro del escenario, el babor sería el hombro izquierdo, y estribor sería el hombro derecho.
Los barcos tienen un sistema de cuerdas para maniobrar las velas, y los teatros también. Un capitán de escenario levanta su cabeza y grita: “¡Arriba la vara 35!” Y un hombre fuerte, a unos 24 metros de altura, tira de la cuerda, levanta el contrapeso, y una hermosa tela se eleva en el aire.
En el teatro, los bailarines y músicos somos los marineros de un poderoso barco; con las indicaciones firmes de nuestro primer oficial (el director de orquesta), trabajamos juntos para navegar sin problemas.
En la película coreana Piratas, un personaje dice: “Mismo barco, mismo destino”, que resume las amistades que formamos en nuestro viaje.
Generalmente enfrentamos climas extremos en nuestro viaje. A veces el fuerte sol nos cega los ojos y parece venir de todas las direcciones (las luces del escenario). Ocasionalmente, navegamos por tormentas de niebla (hielo seco) o nos metemos de lleno en la oscuridad (apagones).
Hay una combinación de tranquilidad y anticipación cuando observamos el mar tranquilo y vacío (la sala del teatro) antes de comenzar el viaje. Pero una vez que se alza la vela mayor (el telón), comienza la emoción. Al mirar el mar de rostros ansiosos y escuchar ola tras ola de aplausos frente a la proa de nuestro barco, nuestros corazones se elevan por encima del mar.
Y hay otro interesante paralelismo. En los viejos tiempos, las expediciones marineras buscaban rutas a lugares exóticos para generar comercio. Los marineros se motivaban con las promesas de aventuras, riquezas y fama. Aunque muchas expediciones fallaron, hubo algunos descubrimientos afortunados. Estas aventuras generaron intercambios culturales históricos.
Durante la Dinastía Ming, el explorador Zheng He comandó una impresionante flota que navegó a muchos lugares que eran desconocidos para China en esa época. Las riquezas que llevaba consigo en sus viajes mostraban la riqueza y la destreza del Reino Central, y suscitaron un fuerte interés en tierras extrañas sobre el Reino Central y su civilización.
Este interés sigue siendo evidente hoy en día cuando millones de turistas llegan a China cada año, y artefactos chinos valuados en millones de dólares ocupan lugares prominentes en museos de todo el mundo. Aunque tristemente, gran parte de la cultura tradicional china se ha perdido o ha sido destruida por el Partido Comunista Chino.
Nuestro viaje lleva la misión de revivir la cultura tradicional china. Esta cultura, o cualquier cultura en realidad, es mucho más que esos artefactos: su esencia puede encontrarse en las moralejas de las historias transmitidas a lo largo del tiempo, y esa es precisamente la razón por la que compartimos esta cultura mientras navegamos los siete mares.
Jade Zhan
Bailarina de la Compañía de Gira de Shen Yun
19 de mayo de 2016